Concepciones sobre las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC y sus implicaciones
educativas: Un estudio exploratorio)
Introducción
Uno de los desafíos más
importantes que enfrenta la educación hoy en día es la búsqueda de respuestas a
los complejos y rápidos cambios que ocurren a diario en todo el mundo. La
ciencia, la tecnología y, en consecuencia, el conocimiento se multiplican a gran
velocidad. Cabero (2006) señala que en la Sociedad del Conocimiento todos
tendremos que desarrollar el espíritu crítico y las capacidades cognitivas
suficientes para diferenciar la información útil de la que no lo es, aspecto
central en el que se deberá formar a las futuras generaciones. En este sentido,
se espera que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) generen
un cambio paradigmático en las diferentes esferas sociales, impactando también
al sistema educativo actual que debe adecuarse a las nuevas demandas que la
sociedad le impone.
En el ámbito educativo, la
incorporación de las tecnologías está relacionada con dos ideas centrales. La
primera, el papel de las tecnologías en el proceso de socialización que apunta
a la democratización del conocimiento y que por lo tanto lleva a resignificar
la realidad planteando problemas inéditos de orden epistemológico. La segunda,
su vinculación con el proceso de aprendizaje y que en consecuencia lleva a
situar el fenómeno educativo en un contexto social definido y al desarrollo de
competencias que permitan la selección y utilización de la información, lo que
implica la redefinición de los roles del educador y educando.
El Gobierno, consciente de
este nuevo escenario, ha dispuesto una serie de políticas educativas en materia
de tecnología educativa que tienen como propósito contribuir al mejoramiento de
la calidad de la educación mediante la informática educativa y el desarrollo de
una cultura digital en la ciudadanía con calidad, equidad y pertinencia
(Ministerio del Poder Popular para la Educación, 2009). Para el logro de estos
objetivos, se han destinado importantes recursos económicos y humanos. Ejemplo
de ello son las cifras que indican que aproximadamente el 75 por ciento de la
matrícula escolar del país tiene acceso a Internet y la mayoría de estudiantes
de primaria son beneficiados a través de la implementación de nuevas prácticas
de enseñanza y aprendizaje con el empleo de TIC en aula, el desarrollo de
programas de competencias digitales docentes y la incorporación de Modelos de
Informática Educativa (aprendizaje interactivo de las ciencias, modelo de
integración TIC para la comprensión lectora entre otros). En definitiva, se
suman nuevas estrategias que facilitan el “aprender a hacer” para llegar al
“saber hacer”, a partir del cual el docente actúa como facilitador y asesor del
proceso cognitivo del alumno y el alumno, que dispone de una fuente casi
infinita de información y conocimiento, es el actor principal del legado de una
Sociedad del Conocimiento basada en las tecnologías de información.
Algunas
de las líneas de investigación más exploradas focalizan sus objetivos
científicos sobre las innovaciones pedagógicas que se realizan con TIC (Kozma y
Anderson, 2002; Van Melle, Cimellaro y Shulha, 2003). También es posible
encontrar trabajos sobre el potencial de las TIC en el aprendizaje, donde se
traslada la atención hacia los procesos de integración de las TIC en los
sistemas y organizaciones educativas, surgiendo el concepto de buenas prácticas
sobre el que se articula gran parte de las políticas educativas (Chacón, 2003).
Sin embargo, la investigación sobre las concepciones del profesorado es aún un
ámbito de investigación incipiente. En esta última línea, Boza, Toscazo y
Méndez (2009) estudian la implantación e integración de las tecnologías en los
centros y las clases, y determinan qué es lo que los profesores hacen en los
contextos escolares con las TIC para cambiar el currículum y los aprendizajes,
bajo el supuesto de que toda respuesta educativa (comportamiento) se origina de
una idea o concepción de la enseñanza de las TIC que ha sido construida
previamente a partir de las experiencias del sujeto.
Desde
esta perspectiva, la evaluación de la formación del profesorado en TIC se
centra en la proyección aplicada o uso innovador que los profesores hacen de
las TIC en los contextos escolares específicos; es decir, en el cambio de
modelo didáctico y pedagógico que aplican cuando utilizan las TIC (Colás y
Jiménez, 2008). Es precisamente este referente el utilizado para la evaluación
del impacto de la formación del profesorado en TIC que se expone en la
investigación aquí presentada.
Sanhueza,
Rioseco, Villegas y Puentes (2010) señalan que los cambios de la sociedad del
conocimiento impactan fuertemente en las concepciones (conocimientos y
creencias) de los profesores, quienes tratan de compatibilizar exigencias
personales con requerimientos admitidos socialmente. Es decir, por una parte
exigencias que proceden de sus propias concepciones sobre cómo debe ser el uso
educativo de las TIC y los recursos que poseen para hacerlo (por ejemplo su
preparación) y, por otra parte, desde perspectivas externas a ellos mismos se
plantean cómo manejar las características del contexto en el que se encuentran
(las herramientas con que cuentan y las posibilidades que ofrece el centro para
su uso).
Es
esencial que los centros de formación inicial y permanente del profesorado
asuman su función de contribuir eficientemente a la evolución del pensamiento
del profesor, en general, y particularmente, en el buen uso y articulación de
estas nuevas herramientas educativas, que pueden llegar a revolucionar o
potenciar el proceso de enseñanza en aras a una mejor y más completa educación
(Roig, 2003). Estos desafíos en la práctica han sido difíciles de implementar,
entre otras cosas porque los profesores deben enseñar de una manera en que
ellos mismos no fueron formados, y romper con una tradición clásica en métodos
de enseñanza, que ha tenido como recurso casi exclusivo el libro de texto para
el desempeño de su tarea profesional (Monge, 2005).
Investigaciones
señalan que la mayoría del profesorado, en una primera fase de apropiación de
la tecnología, ve en ésta un medio eficiente para transmitir contenidos
instruccionales a los estudiantes, manteniendo los mismos dispositivos
didácticos que configuran su práctica docente habitual (Buzhardt &
Heitzman- Powell, 2005).
Para
que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación lleguen a formar
parte de los elementos curriculares, y como tales se incluyan en los procesos
educativos, se deberá reflexionar sobre cómo queremos que sean las nuevas
enseñanzas y planificar cuidadosamente tanto las programaciones como las
unidades temáticas a desarrollar. Este supuesto pone en discusión el rol de la
actual administración educativa en su función de proporcionar recursos a los
centros escolares. Como señala Monge (2005), es posible afirmar que los
recursos materiales determinan en parte las prácticas y experiencias de la
dinámica de trabajo desarrollada tanto a nivel individual como grupal o de
centro. Si bien existe una infinidad de recursos al servicio de la enseñanza y
el aprendizaje escolar (computador, pizarras digitales, video, TV), su
importancia está en la función que cumplen en estos procesos como herramientas
que potencian el desarrollo de actitudes activas y creativas en los alumnos
para conocer y comprender los envolventes procesos de comunicación que vive la
sociedad de hoy y las nuevas formas de construcción de conocimiento (Tirado,
2002).
Se trata, en definitiva, de
poder desarrollar condiciones para una enseñanza que será más colaborativa y
flexible, tanto como lo será el aprendizaje en estas nuevas configuraciones
educativas (Roig, 2003). Como es posible evidenciar, la incorporación de las
TIC ofrece múltiples oportunidades para que el profesorado innove en el aula
asumiendo un rol de facilitador y motivador del aprendizaje. Por lo tanto,
conocer las concepciones que éstos poseen sobre las tecnologías educativas
podría facilitar el diseño de secuencias instruccionales basadas en
competencias que de antemano delimiten lo que los estudiantes deberán aprender.
Los conocimientos y creencias que ellos manifiestan sobre la incorporación de
las TIC serán determinantes en las oportunidades de aprendizaje que ofrecerán
al alumnado. En este estudio, estamos interesados en conocer estas concepciones
ya que pensamos que cuando el profesor reflexiona sobre ellas y las hace
explícitas puede avanzar hacia nuevas formas de aprender. Con estos
antecedentes, las preguntas que orientan la investigación son:
1.- ¿Cree Ud., que los
profesores emplean los recursos tecnológicos con que cuentan actualmente al
realizar sus funciones pedagógicas en la educación nacional?
2.- ¿Qué recursos tecnológicos
conoces tú y cuál es el uso educativo que le pudieras dar a éstos?
3.- ¿Tiene alguna
implicación el conocimiento de las TIC, para el futuro docente, en su proceso de formación, de manera que esta materia les pueda ayudar a mejorar el proceso de aprendizaje de los alumnos en el
futuro?
4.- Resuma en dos párrafos
las ideas centrales del texto.
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